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Cómo publiqué mi primer libro sin perder la dignidad (y tú también puedes)

Actualizado: 14 abr






Publicar un libro —decía una tía mía que nunca leyó uno— es cosa de valientes. Y aunque ella lo decía como quien habla de lanzarse en paracaídas, tenía razón.

Yo mismo, cuando era joven y no sabía lo que costaban las cosas, creía que bastaba con escribir una novela más o menos decente, firmarla con tinta azul y esperar a que una editorial, por el simple placer de fomentar la cultura nacional, se encargara de todo lo demás. El resultado: un manuscrito que vivió años metido en una caja de zapatos, junto con cartas de rechazo, tarjetas de Navidad y otros recuerdos que uno conserva sólo por costumbre.

Y sin embargo, no me rendí. Porque uno no escribe para que lo publiquen: uno escribe para que lo lean. Lo de publicar es apenas el puente, aunque a veces parezca el muro de Berlín.


Entonces conocí Flama Ediciones…


…y me di cuenta de que las cosas podían ser distintas.

Flama es una editorial peculiar: no te juzgan por no tener apellido rimbombante ni una foto en blanco y negro con cara de escritor maldito. Tampoco prometen que ganarás el Nobel, pero te aseguro que tampoco perderás la paciencia ni las ganas de vivir.

Aquí el asunto es claro: tú escribes el libro, ellos se encargan de que exista.


Qué hacen exactamente (y por qué debería importarte)


Imaginemos que has terminado tu novela. O tu poemario. O ese libro que empezaste a escribir en el encierro y que te sigue susurrando cosas por las noches. Bien. Ahora necesitas:

  • Alguien que corrija las comas que pusiste por impulso.

  • Un diseño bonito, que no parezca hecho en PowerPoint.

  • Impresión de ejemplares que no se deshagan al primer uso.

  • Registro de obra, porque no queremos que tu tía se lo adjudique.

  • Una plataforma donde venderlo (sin tener que mendigar lectores).

  • Y —si hay suerte— un brindis con mezcal barato, pero mucho entusiasmo.

Todo eso lo hace Flama. Y lo hace bien. Además, hay dos paquetes: el Nouvelle, para quienes tienen prisa, y el Total, para quienes además quieren presentación con aplausos incluidos y un video bonito para presumir en redes.


¿Y el dinero?


Aquí viene lo bueno: cada ejemplar que se vende en su tienda te deja el 60%. Eso quiere decir que, si haces las cuentas (y no eres de letras puras), tu inversión puede no solo recuperarse, sino volverse un ingreso pasivo. O sea, ganar dinero mientras ves series. O mientras escribes el siguiente.

Además, puedes pagar en 12 mensualidades sin intereses. Lo que es una especie de milagro si además tienes que pagar la renta en la Ciudad.


En resumen


Si eres un nuevo autor, de esos que tienen mucho que decir y pocas ganas de suplicar, esta puede ser tu puerta de entrada.

Yo lo hice. No me arrepiento. Hasta le puse mi libro en las manos a mi madre y ella, que me pedía un "trabajo de verdad", me llamó escritor por primera vez.

Y ahora te lo digo a ti, con la franqueza que me da la edad y la experiencia: si tienes algo que contar, cuéntalo. Si ya lo escribiste, publícalo.Y si no sabes cómo, pues pregúntales a los de Flama, que para eso están.


Ezequiel Valdivia

 
 
 

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